jueves, enero 18, 2007

¿Qué pensar de nuestros líderes políticos?

Siempre he tratado de mantener una actitud escéptica frente a lo que los diferentes medios de comunicación tratan de presentarnos como la realidad, por lo demás caótica y desesperanzadora en la mayoría de los casos. Casi que año tras año nos vemos envueltos en la típica dinámica electoral, momento en el cual los candidatos a los diferentes cargos de elección popular, por lo general los mismos de siempre, tienen la oportunidad de levantar los ánimos de los electores con sugestivas propuestas e infaltables promesas de sanear el circo de la política y de trabajar por el interés general. Los medios de comunicación, los más importantes constructores de la imagen positiva o negativa que se pueda tener de algún político, se ven atrapados dentro de un círculo inagotable, en el cual llevan a la gloria a quienes serán nuestros congresistas, alcaldes o presidentes, para una vez cumplidos sus respectivos períodos descargar contra ellos todo tipo de acusaciones, ya sean éstas por ineficiencia o corrupción. Mientras tanto uno, el ciudadano de a pie, no sabe que pensar, pues aunque puede darse cuenta de que las cosas no mejoran, tampoco puede dar fe de lo que contra estas personas se imputa.

La situación que describo en el párrafo anterior se ha vuelto a dar con la publicación que la revista Cambio presentó en el mes de diciembre del año pasado, denunciando las supuestas relaciones que un número significativo de congresistas nortesantandereanos tiene con grupos paramilitares con presencia en nuestro departamento. Se les acusa de financiar a estos grupos para apoderarse de grandes extensiones de tierra, las cuales, gracias a la información privilegiada que manejan en razón de sus cargos, pueden utilizar para incursionar en negocios tan lucrativos como el de la palma de cera. Los señalamientos que hace la revista no se limitan a este único aspecto, pero no es necesario ir más allá para lo que con este artículo pretendo.

Como bien decía al principio, nunca se sabe que creer. ¿Será cierto que nuestros congresistas tienen tales vínculos con los paramilitares? De ser así, ¿están aprovechando tal situación para su beneficio propio? Es difícil saberlo con seguridad, aunque el manto de duda que sobre ellos se tiende ya deja mucho que desear. Es poco probable que el día a día nos dé más razones para creer en lo que los medios nos dicen. Sin embargo, mientras visitaba Cúcuta durante la época de navidad y año nuevo, sucedió algo que me hizo pensar que, tal vez, nuestros políticos sí están usando el poder que les otorgamos para su provecho personal. Aquí puedo pasar por iluso. Algunos dirán que es más que obvio, los políticos siempre hacen de las suyas, pero muchas veces, en mi opinión, se les acusa injustamente. Puede que este sea el caso con el problema de la para-política.

De cualquier forma, imaginemos esta situación: una noche, saliendo de uno de los lugares de moda de la rumba cucuteña y abriendo la puerta del carro que usted dejó parqueado en la calle como cualquiera de los demás rumberos que allí se encuentran, una persona desconocida se le acerca con un tono de voz fuerte y una actitud violenta a pedirle dinero por haber parqueado en ese lugar. ¿Qué pensaría usted si, al pedirle tranquilidad, el señor le advierte que nunca más podrá estacionar su carro en ese lugar? Y sobre todo, ¿qué pensaría usted si, al reclamar su derecho a hacer uso del espacio público como todos los demás lo hacen, este iracundo personaje se desentiende de la discusión que él mismo inició diciendo que, si alguna vez quiere volverse a estacionar en ese lugar, tiene que hablar directamente con uno de nuestros preciados congresistas?

Una vez más cae el manto de duda sobre nuestros líderes políticos, pero esta vez no lo tienden los medios de comunicación, sino un agresivo celador de cuadra. Empieza uno a pensar que no sólo nuestros congresistas se estarían apropiando de tierras campesinas mediante métodos violentos, sino que algo parecido estarían haciendo dentro de las ciudades, reclamando, a través de intermediarios, señorío sobre las calles y los andenes de la ciudad.

Todavía no sé que creer sobre las acusaciones de la revista Cambio, y muchos menos aun sobre los motivos que llevaron a este personaje a comprometer a un reconocido político, pero me gustaría saber por qué los ciudadanos del común debemos aguantar, en cualquier momento y lugar, actos de violencia respaldados por la supuesta autoridad de un político. La coincidencia entre lo que me sucedió y lo que se relata en la revista Cambio puede ser pura casualidad. Sin embargo parece, por lo que se ve en Cúcuta, que quien no tiene el poder que dan los votos o las armas tiene que relegarse a ser un ciudadano de segunda clase, cuyos derechos sólo serán atendidos una vez nuestros caciques estén satisfechos.

El Faro quiere invitar a sus lectores a comentar este tipo de situaciones, a que denuncien por medio de este blog cosas por el estilo de la descrita que les hayan sucedido. Busquemos la forma de hacer rendir a nuestros políticos las cuentas que nos deben, formalizando poco a poco las denuncias que puedan sostenerse adecuadamente. Poner atención a pequeños indicios como el que acá les cuento, o a otros no tan pequeños como el que nos proporcionó la revista Cambio, puede ser un primer paso, claro está, cuidándonos de comprometer reputaciones hasta que tengamos certeza.

El Faro

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hummmmmmm, sin comentarios, siempre nos hemos hecho los ajenos a estas tan conocidas situaciones por parte no solamente de politicos, sino tambien de empresarios y personas del comun de nuestra region ... al fin y al cabo toca hacer plata pa vivir en el derroche, lo interesante seria preguntarnos como logran estos personajes pasar inadvertidos ante los sistemas de ley legales e ilegales ... se me vienen muchos anecdotas a la cabeza pero la verdad amigos de El Faro del Norte prefiero callar pues es un tema bastante delicado. Un abrazo y una propuesta, no busquemos culpar busquemos solucionar, que nuestra intervencion en la sociedad Cucuteña sea para construir y no para destruir ...
P.D: Proximo tema: "Que pensar de nuestros lideres positivos que hemos tenido, como rescatarlos y apoyarlos?"...

Unknown dijo...

Me gustaría resaltar una idea de este último artículo. Creo que lo más crítico de este asunto es la actitud de la sociedad cucuteña ante hechos como estos. De alguna forma hacemos parte de una sociedad en la cual lo público no es de nadie y, por lo tanto, aunque los políticos hacen lo que quieren con el espacio y el dinero público, eso no es mal visto. Yo no creo en la justicia, pero me parece que merece reflexión nuestra permisibilidad o indiferencia (término que nos hace sentir menos culpables) ante cosas como estas. He oído frases como: “si yo fuera él, haría lo mismo”. Eso me hace pensar que aunque tenemos conocimiento de los delitos que son cometidos (que todos los cucuteños cometemos en mayor o menos escala), en nuestro subconsciente pensamos: “si todo el mundo lo hace, ¿por qué yo no?”. Es eso lo que tenemos que cambiar. No se trata de juzgar, pero sí de tener una actitud crítica frente a los hechos. Era eso. Un abrazo a todos.

Anónimo dijo...

Hola muchachos, que bien que volvieron después de vacaciones, bueno, que volvimos, aunque parece que las mías fueron más largas!!
Como hace rato no entraba en el blog no me había dado cuenta de la polémica que se había suscitado mi comentario que - entre otras parece que les hecharon la culpa a uds. de haberlo escrito - sobre la agresividad que persiví y sigo encontrando en los comentarios de 13g, sobre todo la incoherencia, pues en un principio alaba el diálogo pero después parece que el diálogo lo desespera. Bueno, solo quería decirles que disculpen porque les indilgaron mis pensamientos ... eso sí, quiero rescatar que sí sería muy bueno y que podríamos empezar con la ACCIÓN de hacer un buen "proyecto" para la recuperación del Parque de los Pájaros, insisto, podiamos empezar por ahí.
Con respecto al nuevo artículo, desafortunadamente "la ciudad" está muy confundida, pues desafortunadamente como diría Margarita María, "nuestra permisibilidad", la cual no queremos asumir por miedo o por beneficio, nos está llevando a HONRAR a quienes con su poder llegan a REALIZAR OBRAS - buenas o malas para la misma - no importando los métodos para realizarlas. (Después de las comillas y la coma son mís palabras - evitando más confusiones-).

Flórez dijo...

Me parece que tienen una muy buena propuesta en este artículo, de hecho esto ya es acción, una accion necesaria ¿cúal? hablar de lo que vemos. Estoy de acuerdo con pipeline en que no debemos empezara buscar culpables, eso es una función de las instituciones, pero sí debemos poner sobre el tapete -de un modo responsable- los problemas de la ciudad y la nación.
P.D.
Muy buen artículo, se ve que las vacaciones sirvieron pa' lo que son; pasarla bueno y retomar fuerzas.

Anónimo dijo...

A proposito de nuestros gobernantes, les dejo un comentario publicado en el blog el columnista del Espectador, Felipe Zuleta. Saquen sus propias conclusiones...

Hay una noticia que conmociona y las personas adversas a las mafias NarcoParaPolíticas, debemos estar alerta. El senador Carlos Barriga , está a punto de ser beneficiado por el presidente Uribe con otra tajada del ponqué burocrático Nacional. Con su "aval" podrá ser nombrado Superintendente de Sociedades el exgerente de Inversiones Cúcuta , René Alejandro Duarte Galavis",Su hoja de vida aparece ya en la pagina WEB de la Presidencia de Uribe Este sujeto fue asesor de Felix Salcedo (El coquero) el senador barquero , por lo de las barcazas y fue gerente y promotor hace unos dos años de Inversiones Cúcuta , empresa de Mancuso que quiso quedarse con el control del recaudo de los Impuestos Municipales. Los Barriga son los Testaferros de Mancuso y el "Iguano" en Cúcuta , todo el mundo lo sabe , hasta Uribe lo sabe.